POR MARÍA LUISA DEL RÍO -Editora de Regiones
"El Comercio" 05-02-12
Esta semana llegó a
nuestra sección una denuncia alarmante. La población de San Pedro de Lloc
realizó una marcha de protesta ayer por la tarde porque en esa hermosa ciudad
de La Libertad se está construyendo una planta de tratamiento de residuos peligrosos.
La empresa dueña de la obra, ubicada en Pampa Chilco, a la altura del kilómetro
654 de la Panamericana Norte, se llama Befesa Perú S.A. y pretende tratar miles
de toneladas de residuos tóxicos de las mineras Yanacocha (Cajamarca) y Barrick
(La Libertad). Esto, según los pobladores que marcharon ayer, sin autorización
municipal y sin consentimiento de la población. La Oficina Defensorial de La
Libertad ha enviado un documento a la Digesa para que informe sobre la
situación en la que esta empresa está construyendo una planta de residuos
peligrosos. El congresista Elías Rodríguez ha denunciado el hecho ante el
Ministerio del Ambiente. Este conflicto deja muchas interrogantes. ¿Por qué dos
empresas mineras que se encuentran a cientos de kilómetros de distancia de San
Pedro de Lloc deciden llevar hasta allá sus residuos tóxicos? ¿Por qué dos
minas que operan en la sierra y tan distanciadas una de la otra tratarían sus
residuos en La Libertad? ¿Es más barato hacerlo así? ¿Por qué no tratar esos
residuos en sus propios terrenos dedicados a la explotación minera? ¿Podría
causar un impacto grave sobre una población que ni siquiera se beneficia con la
minería? ¿Qué riesgo implica transportar estos residuos en camiones de la
sierra a la costa? ¿Por qué San Pedro de Lloc se merecería ser el basurero
radiactivo de Barrick y Yanacocha? Una hermosa ciudad que, como muchas de La
Libertad, conserprotege sus bosques de algarrobo como
el maravilloso Cañoncillo, hogar de aves y reptiles, serpientes y peces. Un
pueblo con tradición gastronómica, donde existe una preciosa casa-museo en la
que Antonio Raimondi pasó los últimos días de su vida y que ofrece al viajero
dibujos originales e información de su vida y obra, con infografías, paneles, objetos
personales y la primera edición de su libro “El Perú”. Una ciudad que se merece
todo nuestro respeto, nuestro aprecio y nuestro mejor esfuerzo para llegar a
convertirla en un destino turístico de primera sin el amargo ingrediente de ser
el basurero de nadie. Desde aquí me uno a la marcha en defensa de una ciudad que
tengo la suerte de conocer y que me hizo sentir orgullosa de ser peruana.
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